Clive Crook

EEUU coquetea con un destino como el de Japón

El estancamiento de la recuperación estadounidense despierta grandes preguntas, atemorizantes. Tras una recesión, esta economía...

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 21 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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El estancamiento de la recuperación estadounidense despierta grandes preguntas, atemorizantes. Tras una recesión, esta economía suele poner a la gente de vuelta al trabajo rápidamente. No esta vez.



La administración piensa que el ritmo de la recuperación repuntará pronto. La semana pasada, el presidente Barack Obama calificó la pausa de “bache en el camino”. Otros creen que la desaceleración persistirá y podría empeorar, temores que no pueden desestimarse. Una posibilidad alarmante es que los rasgos distintivos de los que EEUU ha dependido en el pasado (mercado laboral flexible, rápido crecimiento de la productividad) se hayan vuelto tóxicos. Si EEUU es desafortunado, rasgos vistos como propios ahora son debilidades, y una “década perdida” de estancamiento, como la de Japón en los ’90, podría estar adelante.

La visión dominante es más optimista y es como sigue. La recuperación en el primer semestre fue débil pero hubo factores especiales o temporales que lo explican: mal clima, el gasto en defensa, el término del apoyo fiscal, el terremoto japonés, el alza en el precio del crudo, las preocupaciones por la deuda europea, y así. En conjunto, todo esto podría haber restado 1,5 puntos porcentuales al crecimiento en el primer semestre de este año, resultando en un modesto 2% - demasiado poco como para hacer mella en el desempleo. Algunos de estos factores deberían diluirse en el segundo semestre, permitiendo que la tasa de expansión se recupere a entre 3% y 4%. Eso sería decepcionante con tanto terreno que recuperar, aunque el desempleo bajaría, lentamente. Pero a la larga, la economía repuntará y cerrará la brecha entre producto real y potencial. El fuerte crecimiento de la productividad, que refleja la famosa capacidad de la economía estadounidense de recortar empleos con rapidez, es central en todo esto. El producto potencial crece aún cuando el producto real y el empleo tropiezan. Esto duele ahora, admiten los optimistas, pero cuando las condiciones mejoren se recontratará a los trabajadores. Un mercado laboral con una baja fricción es rápido para contratar como para despedir, y las empresas estadounidenses tomarán el relevo en cuanto las condiciones lo permitan. Al final, el excepcionalismo del mercado laboral estadounidense proporcionará nuevos empleos y crecimiento fuerte como en el pasado. ¿Lo hará? Puede que dos cosas funcionen de otro modo esta vez. Primero, como la recesión fue inusualmente profunda y la recuperación inusualmente lenta, EEUU está experimentando tasas inauditas de desempleo en el largo plazo. La caída en la vivienda y la plaga asociada de capital negativo lo agravan haciendo más difícil que los desempleados se muden para encontrar trabajo. El desempleo de largo plazo erosiona habilidades y empleabilidad. El desempleo estructural ciertamente se acerca a los niveles europeos. EEUU no ha estado aquí antes.

El segundo peligro también funciona a través de la productividad, pero surge del rol jugado por la deuda en este ciclo. Bajo circunstancias como las de hoy, con los hogares esforzándose por reducir la deuda y las tasas de interés en cero, las economías pueden comportarse de modo peculiar. En un paper del año pasado, Paul Krugman de Princeton y el New York Times, y Gauti Eggertson del Banco de la Reserva Federal de Nueva York llamaron la atención sobre la posibilidad de una “paradoja de esfuerzo”, equivalente a la paradoja del ahorro (si todos tratan de ahorrar más, la economía se contrae y también lo hace el ahorro agregado). La lógica de la paradoja del esfuerzo es simple. Suponga que la oferta de mano de obra aumenta, o que la productividad sube. Inicialmente, los precios tienden a caer. Si las tasas de interés nominales se quedan en cero, la tasa de interés real y la carga de la deuda suben. Esto lleva a los consumidores sobre endeudados a reducir todavía más el gasto. La demanda no sólo es lenta para responder: la economía se contrae. Una recuperación gradual enderezaría las cosas. Las fortalezas de EEUU serían fortalezas otra vez. Pero una desaceleración prolongada, con los consumidores aún sin superar sus deudas, puede autorreforzarse. Algunos dicen que esto ya comenzó, de ahí la pausa. Los optimistas dicen que no, no todavía – y ojalá tengan razón.

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